Hace unos meses comenzó a rondar en mi cabeza la idea de desarrollar una faceta creativa donde no tuviera que intervenir ningún software, Internet, ni estar sentada dejándome los ojos en una pantalla. Me dedico al diseño de interiores, especialmente diseñado cocinas, y la realidad de mi trabajo consiste en pasar horas y horas ante un ordenador. Es un trabajo muy creativo porque cada proyecto es único pero necesitaba crear algo con mis propias manos, dar forma a algo. ¡ALFARERÍA! pensé, y resulta que buscando escuelas vi que es una actividad que tiene bastante demanda aunque no hay muchos sitios donde aprender. Yo encontré una escuela que reunía todo lo que necesitaba; curso de iniciación, bonos por horas para personalizar mi horario, cursos los sábados y domingos, abierto hasta las 22:00 dos veces por semana…¡perfecto! El lugar se llama Lumbre y Barro y lo gestiona Lola, una artista. Es una actividad que requiere bastante técnica, no es tan fácil como en la peli »gohst», pero el resultado es muy satisfactorio porque en pocas horas creas objetos muy bonitos que luego puedes usar en tu vida cotidiana o simplemente hacer un regalo para alguien (en pinterest encontraréis maravillas buscando por pottery). No me enrollo más, os enseñó fotitos de mis primeras creaciones en torno.

De la pella de barro de la izquierda a la fuente de la derecha hay media hora de trabajo de un principiante pasando por las distintas fases de amasado, centrado, apertura, tripartito, afinado, etcétera. Otro día explicaré paso a paso cómo se elabora algo sencillo acompañado de fotos.
Una vez que hemos terminado la forma y tiene el aspecto deseado hay que sacarlo del torno para poder decorar con la técnica deseada. Es este caso las piezas se dejaron secar durante unos días para poder pintarlas con unos esmaltes que van directamente al horno.


A la izquierda el plato antes del horneado. A la derecha la pintura mate se ha convertido en esmalte al pasar por el horno.
La base del plato también la la decoré.
